La neumonía es una de las principales complicaciones de la infección por SARS-CoV-2, coronavirus causante de la COVID-19. De hecho, hasta la llegada del coronavirus, nunca se había hablado con tanta frecuencia de la neumonía en los medios de comunicación, si bien es una enfermedad mucho más frecuente de lo que se piensa.
En algunos casos, los primeros síntomas de neumonía en adultos pueden confundirse con los de otras enfermedades respiratorias. Es importante aprender a identificarlos y consultar cuanto antes con el médico para poder tratar la infección de manera precoz.
La neumonía es una infección respiratoria que afecta a los pulmones y que está causada por distintos gérmenes, como bacterias, virus y hongos.
Se denomina neumonía adquirida en la comunidad a la que se desarrolla por gérmenes adquiridos fuera del entorno hospitalario, mientras que se habla de neumonía nosocomial a la que se adquiere en el hospital.
Algunos de los primeros síntomas de neumonía que pueden ser identificados son:
- Fiebre con escalofríos y afección del estado general.
- Tos.
- Expectoración habitualmente purulenta.
- Dolor torácico e intercostal.
- Dificultad para respirar.
- Hemoptisis (expulsión de sangre con la tos).
- Diarrea, dolores articulares y musculares (las neumonías llamadas atípicas).
Para el diagnóstico se realiza una radiografía de tórax que demuestra la existencia de infiltrados pulmonares. Los análisis de sangre bioquímicos y hematológicos, así como la pulsioximetría o la gasometría arterial, suponen una ayuda para establecer la gravedad y la necesidad o no de hospitalización.
Es más frecuente que la neumonía se presente en los niños pequeños y en los mayores de 65 años.Tienen un mayor riesgo de desarrollar neumonía las personas con enfermedades crónicas respiratorias, como asma, EPOC o fibrosis quística y fibrosis pulmonar entre otras (colocar links en estas secciones).
También aquellas con patologías crónicas como la diabetes, enfermedades cardiovasculares o hepáticas.
Cuando se trata de una neumonía grave puede ser necesaria la administración de oxígeno o incluso la ventilación mecánica. Asimismo, el tratamiento de la neumonía se puede complementar con medicamentos para controlar la fiebre, aliviar la tos o reducir el malestar físico, como los analgésicos.
Se debe consultar con el médico ante primeros síntomas de neumonía tales como dificultad para respirar, dolor torácico, tos persistente, expectoración purulenta, escalofríos o fiebre.
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