Comúnmente conocida como “influenza del perro”, la influenza canina es un padecimiento respiratorio de tipo contagioso en caninos, el cual es provocado por el virus de la influenza A (H3N2) y (H3N8) que puede infectar a los perros. Es importante mencionar que no existe evidencia de que este virus produzca infección en seres humanos.
Recuadro: El virus A (H3N2) se originó en aves, luego se diseminó en perros y ha habido incluso casos de gatos infectados.
La transmisión de los virus de la influenza entre perros parece ser similar al de los virus de la influenza en otros mamíferos: el contagio ocurre por aerosoles al toser o estornudar, lo cual indica que los espacios cerrados y el contacto cercano favorecen esta transmisión. Los virus H3N8 y H3N2 se han encontrado en las secreciones respiratorias y hasta el momento nunca en las heces.
Los signos más comunes de la influenza canina son tos, escurrimiento nasal, fiebre, letargo, flujo ocular y falta de apetito. La enfermedad puede ir desde leve hasta severa, cuando se produce incluso neumonía y hasta el deceso.
La eliminación de estos virus caninos ocurre entre 7 y 10 días después de los primeros síntomas. Al igual que en humanos, algunos perros pueden ser asintomáticos, pero continúan contagiando el virus.
Debido a que puede haber perros asintomáticos y este virus también puede ser transmisible, se recomienda la vacuna para perros socialmente activos o con sistema inmune debilitado, que aunque no evita la infección, ayuda a reducir la severidad. También se recomienda aislar a los perros enfermos por un espacio de tres semanas, tomando precauciones para no contagiar a otras mascotas, y evitar contacto con perros que parezcan estarlo.